El tiempo de la noche de William Sloane

Ya nos temíamos que doctorarse en ciencias no está pagado, pero esto es pasarse de la raya. Bark Jones vuelve a casa con el penosísimo deber de explicar a su padre adoptivo las circunstancias del suicidio de su medio hermano y mejor amigo, Jerry Lister. No es fácil, porque no tiene sentido: en apariencia, Jerry estaba felizmente casado con Selena, una mujer imposiblemente hermosa, y cuya inteligencia anda a la par de su belleza. A lo largo de toda esa noche, confortados por el excelente jerez del doctor Lister, ambos revisarán los pormenores del caso en busca de respuestas; un caso que arranca, meses atrás, con el no menos insólito fallecimiento, supuestamente por combustión espontánea, del primer esposo de Selena y profesor de Jerry, cuyos descubrimientos matemáticos han puesto en solfa las teorías cosmológicas de todo un Einstein. Híbrido inclasificable de ciencia ficción, horror, misterio y fantasía, esta fantasmagórica vuelta de tuerca al mito de la sirenita es mucho mayor que la suma de sus partes.

El tiempo de la noche
To walk the night (original en inglés)

Música y ajedrez que vienen a cuento:

Los anglosajones aplican el afortunado sobrenombre de “torch song” (literalmente “canción antorcha”) a una pieza de perfil jazzístico-melódico donde el intérprete lamenta sentidamente la pérdida o imposibilidad de un amor. En el blog las hemos tenido en abundancia, y estando Queen tan de moda sería un despropósito no recuperar esta tremenda trilogía del irremplazable Freddie. Máxime porque de paso refrescáis vuestros conocimientos relativistas, lo que viene bastante al caso. Más (que no se apague la llama) un problema de achicharramiento de todo un profesor de Álgebra de la Universidad de Karlsruhe.

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