Aunque los científicos del futuro clonen a Billie Holiday el sucedáneo nunca estará a la altura del original, porque años y años de arroyo, desamor y autodestrucción no se simulan en el laboratorio así como así. La buena noticia es que no hace tanta falta, porque tenemos a Madeleine Peyroux. Hija de unos excéntricos profesores universitarios estadounidenses, él de teatro y ella de francés, Madeleine se instaló con su madre en París tras su divorcio, y a los quince años (tras fugarse de un internado) ya se ganaba la vida como música callejera en el Barrio Latino. La aparición de su álbum debut, Dreamland (1996), produjo un pequeño torbellino en las aguas, por lo general calmosas, del jazz y el blues, y no solo porque negociaba los estándares de estos géneros con una veteranía impropia de sus 22 años: ¡es que su timbre tenía un parecido preternatural con el de Lady Day! Desde entonces, y con algún curioso altibajo que otro (tras Dreamland desapareció ocho años de la circulación, no está muy claro si entregada a la lectura y la religión o recorriendo los Estados Unidos en furgoneta), ha consolidado un estilo inconfundible que, aunque respeta las tradiciones vocales de la vieja generación, aporta una sensibilidad moderna donde caben el folk, revisiones de artistas tan heterogéneos como Bob Dylan, Leonard Cohen o Elliott Smith, y composiciones propias. “Once in a while” es una de estas últimas, cofirmada, con la brillantez que cabía esperar, por Jesse Harris y Larry Klein, un decatleta de la industria que lo mismo toca el bajo en un disco de Peter Gabriel, está casado doce años con Joni Mitchell, o gana cuatro Grammys como productor. Una de amores averiados, como casi siempre, pero con la placidez bienhumorada de quien ha visto pasar de todo bajo los puentes del Sena.
Once in a while / Madeleine Peyroux
Once in a while / Madeleine Peyroux letra y traducción
Half the perfect world / Madeleine Peyroux
Half the perfect world / Madeleine Peyroux letra y traducción