Yo a las televisiones las he dejado ya por imposibles. Estoy refiriéndome en concreto a la información deportiva. Hace lo que se dice nada Carlsen y Anand volvieron a disputar el campeonato del mundo, y esta vez no fue un paseo militar para el joven prodigio nórdico. Aunque ha sido un duelo de guante blanco no han faltado momentos noticiables, como la doble ceguera que sufrieron los contendientes en la partida 6, a la postre el punto de inflexión del match, la presunta siestecita que Carlsen se echó en la partida 8 (luego desmentida por este, pero claro, qué va a decir él) y el derrumbe psicológico y consiguiente harakiri, fruto de la tensión nerviosa, de Anand en la definitiva partida 11. ¿Con qué noticia nos deleitaron los telediarios el día siguiente? Lo habéis adivinado: el portero alemán Neuer se autodescarta de la lucha por el Balón de Oro porque “él no rueda anuncios de calzoncillos”.
Lo mismito que en Noruega, donde hasta dos (!) cadenas nacionales retransmitieron las partidas en directo. En los tiempos pre-Carlsen la mitad de los vikingos estos no distinguía un alfil de una figurita de Swarovski, luego ¿quién es el culpable de las penurias televisivas del juego en nuestro país? ¿Acaso el enchufado de turno que dirige el área de Deportes de TVE? ¿Tal vez Ochoa de Echagüen, el presidente de la FEDA, casi veinte años en el cargo, y subiendo, aunque sea a costa de reírle las gracias al pro-alienígenas Ilyumzhinov? Por supuesto que no: Paco Vallejo, la eterna e incumplida promesa del ajedrez español. Qué además es mallorquín, como Rafa Nadal, así que tiene menos perdón si cabe.
En realidad, si queremos hilar filo, el responsable último sería un tal Richard Reid, autor de El Tao de la salud, el sexo y la larga vida. Mira que a Paco se le encauzó bien desde pequeñín, incluso se le llevó a una escuela especial en Galicia para sacar todo el partido a su talento. Y las cosas marchaban conforme a lo previsto: gran maestro a los 16 años, campeón del mundo sub-18… cuando la desgracia se cebó con él. Paseando aburrido por el duty-free de un aeropuerto, el chaval vio el libro de Reid, lo compró y, lo que es peor, lo leyó. Y decidió, para consternación de los aficionados, que era una tontería dedicarse al ajedrez en cuerpo y alma habiendo tantas cosas bonitas en la vida con las que disfrutar. Ya lo vengo avisando, esta obsesión de la gente por ser feliz va a traer el desastre a España. Mientras tanto los chinos ahí, agazapados, con 9 jugadores ya el top-100 y birlándole a los rusos la última olimpiada…
Así las cosas, habrá que conformarse con los momentos esporádicos en que a Paco (que ha vencido en partidas de torneo, entre otros ilustres, a Kramnik, Topalov y al propio Carlsen) le apetece abrir el tarro de las esencias. A su victoria frente a Nepomniachtchi en el torneo de Pamplona de 2008 no le hubiera hecho ascos el mejor Kasparov e ilustra a las claras su estilo, original en la apertura, agresivo y chispeante en el medio juego. Es además muy instructiva, porque si hay un sacrificio temático en el ajedrez ese es Cd5 en la siciliana. Casi todos los grandes del ataque lo han empleado alguna vez, pero raramente con tanta limpieza. Ojo en especial a la posición tras la jugada 10 del negro, con sus ocho piezas todavía en la casilla de salida; a eso le llamo yo cundirte poco la apertura.
Y lo dejo aquí, porque mi mujer y mi hijo se han empeñado en que hoy nos toca restaurante chino. Yo es que ya no sé cómo decirlo…