Estudio de A. Troitzky
Deutsche Schachzeitung 1909
Es claro que la desventaja material de las blancas está más que compensada por su amenazador peón pasado. La primera jugada no es difícil:
1.b7 1.bxa7? gana un peón, pero el negro empata con la simple 1...Kb6, ya que a 2.a8=Q (2. a8=N+ Kb7 encierra al recién nacido caballo) sigue 2...Nc7+. 1...Nc7+ Este es el único modo de parar el peón. Si 1...Rxd2+ 2.Ke5 Re2+ 3.Kf6 el rey se cubre. 2.Kd6 En la buena dirección. Tras 2.Ke5? Rxf5+ 3.Nxf5 Na6 4.Nd6+ (o 4.Kd6 Kb6) 4...Kc6 no hay forma de hacer progresos. 2...Na6 3.Bd3+! Evitando la tentadora 3.Bxd7+ Kb6 4.Bc8 Rxd2+ 5.Nd5+ Kb5, que no conduce a nada útil. 3...Kb6 La alternativa es 3...Ka5 4.Bxa6 Rxd2+ 5.Nd5 Rb2 6.Nc7! Rd2+ 7.Ke7 Rb2 8.Bb5. 4.Bxa6 Rxd2+ 4...Rf8 5.Nc8+ no es mejor. 5.Nd5+ 5.Ke5? permite 5...Kc7. 5...Rxd5+! 6.Kxd5 Kc7 Y así llegamos a una de las posiciones más celebradas de la historia de la composición ajedrecística. El empate parece evidente, ya que al rey negro le basta oscilar entre c7 y b8 dado que en cuanto su oponente se acerque se llega a una situación de ahogado. En las circunstancias adecuadas este ahogado puede abortarse permitiendo al peón de d7 avanzar, pero tarde o temprano el alfil tendrá que capturarlo y entonces el peón blanco cae. Una variante muy ilustrativa es 7.Kc5 d5! (7...Kb8? 8.Kd5 Kc7 nos devuelve a la presente posición) 8.Kb5 d4 9.Kc5 d3 10.Bxd3 Kxb7. Curiosamente (tras 7.Kc5) 7...d6+? pierde: 8.Kd5! Kb8 9.Kc6! d5 10.Kd6 d4 11.Kc6 d3 12.Bxd3. 7.b8=Q+!! Tan ilógica como espléndida. ¿Puede el blanco permitirse el lujo de desprenderse del peón, su única potencial fuerza de mate? Puede, porque se continúa 7...Kxb8 8.Kd6 Ka8 9.Kc7 d5 10.Bb7# y todo queda perfectamente claro. 1-0