Szabó - Euwe

Groninga 1946


1.d4 d5 2.c4 dxc4 El gambito de dama aceptado. El negro no pretende en realidad ganar el peón, pues si empeña en ello y el blanco juega correctamente, pronto acabará en una mala posición. ¿Por qué, entonces esta jugada, que permite a las blancas hacerse con un fuerte centro y bastante espacio? Pues, entre otras cosas, para iniciar un activo contrajuego en el flanco de dama, evitando así las posiciones sólidas, pero un tanto pasivas, que suelen aparecer en la defensa ortodoxa. 3.Nf3 a6 Lo más clásico aquí es 3...Nf6. El negro ensaya un astuto orden de jugadas cuyo objetivo principal es disuadir al blanco del agresivo salto 4.Nc3 ante la perspectiva de 4...b5 y eventualmente b4. 4.e3 El blanco prefiere no adentrarse en las complicaciones de 4.e4. 4...Nf6 Como se ha indicado, empecinarse en conservar el peón es un error: 4...b5 5.a4 Bb7 6.b3 cxb3? 7.axb5 axb5 8.Rxa8 Bxa8 9.Bxb5+ c6 10.Bc4 e6 11.O-O Nd7 12.Qxb3 pone al negro en serios aprietos y encima el peón se ha extraviado por el camino. 5.Bxc4 e6 6.O-O c5 Por inversión de jugadas hemos aterrizado en una de las posiciones estándar de esta apertura. 7.Qe2 Una de las muchas jugadas razonables aquí, aunque 7.Bb3 es actualmente la más de moda. 7...Nc6 Hoy se juzga este salto un tanto apresurado, prefiriéndose 7...b5 8.Bb3 Bb7 con una buena partida. 8.Rd1 Era mejor 8.Nc3! evitando el cambio del alfil de casillas blancas. 8...b5 9.Bb3 El blanco podría haber retenido el alfil, pero no la ventaja, con 9.dxc5 Qc7 10.Bd3 Bxc5 (Alekhine-Flohr, Bled 1931). 9...c4! 10.Bc2 Nb4 11.Nc3 Si este movimiento se hubiera realizado antes, ahora habría un hueco para el alfil en b1. 11...Nxc2 12.Qxc2 "El negro tiene dos ventajas: el par de alfiles y mayoría de peones en el ala de dama. Por su parte, la mayoría en el centro del blanco solo encierra peligro si el negro juega sin precisión." (Euwe) 12...Bb7 13.e4? 13.d5! era más enérgica, ya que 13...exd5 14.e4 brinda una buena iniciativa al blanco. Lo mejor para el negro es 13...Qc7! 14.e4 e5 como en la partida Reshevsky-Flohr, Nottingham 1936. 13...b4 14.e5 La consecuencia lógica del movimiento anterior. 14...bxc3 15.exf6 gxf6 16.Qa4+ Era preferible 16.d5! Bxd5 17.bxc3 pues la iniciativa compensa probablemente el peón sacrificado. 16...Qd7 17.Qxc4? Esto ya es un error serio. Las blancas aún podían mantenerse en la partida con 17.Qxd7+ Kxd7 18.bxc3. Con las damas en el tablero y todas las líneas abiertas, las negras pronto montarán un ataque irresistible. Mientras tanto, su rey está seguro en el centro. 17...Rc8 18.Qe2 Rg8 19.Ne1 19.bxc3 Rxc3 20.Ne1 Qd5 21.f3 Bd6 lleva a una posición similar a la de la partida. 19...Qd5 20.f3 Bd6! Los alfiles son dos puñales. 21.Kh1 Qh5 El negro evita distraerse con la atractiva pero confusa 21...c2 22.Rd3 y va directo a por su adversario. 22.h3 Rg3! 23.Be3 Quizás hubiera convenido 23.bxc3, intentando alejar una de las torres del ala de rey, aunque las negras no están obligadas a capturar de inmediato en c3. 23...Ke7 24.Qf1 Rcg8 ¡Más madera! Las blancas han permitido a su oponente instalar una poderosa batería en la columna, y la presión sobre g2 es ya insoportable. 25.bxc3 Rxg2! Comienza la cacería. Fijaos bien en donde está el rey, porque ya veréis donde acaba. 26.Qxg2 A Szabo le hubiera encantado poder jugar 26.Nxg2?, pero las negras responden 26...Qxh3+ 27.Kg1 Bxf3 y ganan, porque tras 28.Rd2 es mate en tres mediante 28...Bh2+ 29.Kh1 (29.Kf2 Qg3#) 29...Bg3+ 30.Kg1 Qh2#. 26...Rxg2 27.Kxg2 Qg6+ 28.Kf2 El blanco puede intentar encastillarse con 28.Kf1 Qg3 29.Bf2 Qxh3+ 30.Ke2, pero el peón pasado de la columna h terminará dictando sentencia. 28...Bg3+ 29.Ke2 Bxe1! Estos son los detalles que distinguen a los grandes maestros. En apariencia es ilógico renunciar a la pareja de alfiles en una posición tan abierta pero, como señaló el propio Euwe, el que haya alfiles de distinto color en el tablero es precisamente lo que garantiza el éxito del ataque. 30.Rxe1 Qg2+ 31.Kd3 Bxf3 32.a4 Más resistencia ofrecía 32.Bc1, pero el peón de h3 está condenado y enseguida dejará el paso franco a su colega de h7. 32...Be4+ 33.Kc4 Qc2 Existía la alternativa 33...Bc2, pues la amenaza 34...Qd5+ 35.Kb4 a5+ 36.Ka3 Qb3# obliga al blanco a entregar una calidad en b1, pero la jugada de Euwe es perfectamente satisfactoria. Por lo pronto hay que defenderse de 34...Bd5+ 35.Kb4 Qb3+ 36.Ka5 Qxc3+ y es mate en pocas jugadas. 34.d5 El blanco entrega un peón para dar vuelo a su alfil y estropear la red de mate antes mencionada. 34...Bxd5+ 35.Kb4 Kd7 El rey se aproxima para echar una mano. 36.c4 Desesperación. Szabo sueña con acosar al rey de Euwe, un tanto expuesto, a través de las columnas abiertas, pero el holandés será implacable. 36...Qxc4+ 37.Ka5 El monarca ha viajado de costa a costa, y sigue sin hallar reposo. 37...Qc3+ 38.Kxa6 Bc4+ 39.Kb7 Qb3+ 40.Bb6 Qf3+ 41.Kb8 La peregrinación toca a su fin y será en las antípodas (recordemos su posición en la jugada 25) donde afronte su destino. 41...Ba6 42.Red1+ Ke8 Las blancas abandonaron. Tras 43.Rd8+ Ke7 no hay nada constructivo frente al mate en b7. 0-1 [Comentarios parcialmente basados en notas de Cozens, Nunn y Kasparov]