Estudio de J. Moravec
28 Ríjen 1925
Si los peones de b6 y c7 se cambian se acaba la historia porque el peón de torre (haya o no torres) no basta para ganar. Así que es muy simple: evitemos el cambio. A toda costa. A toda toda costa.
1.Rb8+ 1.Rxc7? Rd6 2.Rb7 Kc8 3.Rc7+ Kb8 y 1.bxc7+? Kc8 2.Ra7 Rc4 es exactamente lo que no queremos que pase. 1...Kd7 De acuerdo hasta aquí, pero ahora el cambio parece inaplazable, ya que 2.b7? Kc6 3.Kb3 Kb6 4.a4 Ka7 fagocita al peón. (Estas dos jugadas iniciales, por cierto, no figuran en el estudio original. John Beasley y Timothy Whitworth las sugieren su libro Endgame magic para darle si cabe más salero.) 2.Rd8+! Kxd8 3.b7 Ah, vale, ahora el peón corona. Pero el negro no ha dicho su última palabra: 3...Rb4! El mundo al revés: ambos bandos se desembarazan de su material pesado como quien se quita avispas del trasero. 4.Kxb4 c5+ Ah, vale, ahora 5.Kxc5? Kc7 permite la captura en b7. Pero el blanco no ha dicho su última palabra: 5.Kb5! Olvidando, por lo que parece, que el peón negro puede coronar, pero está todo controlado. El dual 5.Ka5! es intrascendente. 5...Kc7 6.Ka6 Kb8 7.Kb6 7.a4 c4 8.Kb6 es otro dual sin importancia. 7...c4 Así que el peón negro se da a la fuga y corona primero... 8.a4 c3 9.a5 c2 10.a6 c1=Q 11.a7# ...pero en ajedrez gana quien da mate. 1-0