Paco de Lucía, Viacheslav Anufriev y Boris Gusev

La música: “Tío Sabas (Tarantas)” de Paco de Lucía

El primer libro que tuve, o al menos el más antiguo que todavía conservo, es una selección de cuentos, profusamente ilustrada, de Las mil y una noches. Me lo regalaron mis padres tal día como hoy, y no creo que hubiera cumplido aún los diez años. Dudo que tuvieran muy claro lo que estaban poniendo en mis manos, porque no era una edición para niños. Allí no faltaba de nada: emires, doncellas, genios y ladrones desgranaban sus fantásticas aventuras, a veces bastante sanguinarias, entre bizarros y voluptuosos grabados decimonónicos. Vamos, que me lo pasé pipa aquel verano con el libro.

Como sabéis el hilo de la trama lo enhebra la bella y astuta Sherezade, que cada noche cuenta una historia nueva al rey Shahriar; trata así de hacerle olvidar su fatídica costumbre de desposar y decapitar a una virgen a diario. Un importante secundario de muchos de los cuentos es el califa Harún al-Rashid, que gobierna una Bagdad de palacios suntuosos y jardines de maravilla, con zocos a rebosar de exóticos objetos donde bullen gentes de todas las razas y condiciones. Las hazañas son tan ficticias como auténticos el personaje y la ciudad, porque allá por el año 800 Bagdad era la capital del mundo civilizado, y eran frases del Corán bien distintas a las de ahora (“La tinta de un erudito es más sagrada que la sangre de un mártir”) las que inspiraban el corazón de sus líderes.

Esta Bagdad de ensueño tuvo incluso su propio Leonardo da Vinci, el legendario Abu l-Hasan Ali ibn Nafi`, más conocido como Ziryab. Fue astrónomo, geógrafo, meteorólogo, botánico, gastrónomo, perfumista, modisto, músico y cantante. Lo de “Ziryab”, o “mirlo”, se debía a su tez oscura (se baraja la hipótesis de que fuera un liberto de ascendencia negra) y su hermosa voz. Unos años después de la muerte de al-Rashid, y como si anticipara la inminente decadencia de la ciudad y el movimiento de péndulo que se estaba incubando en el imperio islámico, se marchó de Bagdad y, tras unas cuantas peripecias, acabó en Córdoba bajo la protección de Abderramán II. En su corte se convirtió enseguida en paladín del refinamiento y el buen gusto; introdujo el peinado a flequillo, el desodorante y la pasta de dientes, nuevas recetas traídas de Oriente, las copas de cristal, los manteles de cuero fino. Lo más importante desde nuestro punto de vista es que añadió una cuerda al laúd árabe, que con el tiempo evolucionaría a nuestra clásica guitarra española, y fundó una escuela musical de gran influencia en el desarrollo posterior del folclore andalusí.

Según Blas Infante el flamenco tuvo su origen en colonias de moriscos que, desperdigados tras la Reconquista, buscaron cobijo en las itinerantes comunidades gitanas, tan marginadas como las suyas por la cultura cristiana dominante. El flamenco sería, entonces, la válvula de escape por donde desahogar su pena y añoranza por un pasado perdido sin remedio. No sé hasta qué punto la teoría es verosímil, pero es tan bonita que debería ser cierta: ¡el prototatarabuelo de la música más genuina que hemos dado al mundo, vecino puerta con puerta de Sherezade, como aquel que dice!

Muy apropiadamente, el maestro Paco de Lucía dedicó en 1990 a Ziryab un disco entero, del que he extraído para vuestro disfrute la impresionante taranta “Tío Sabas”. La taranta es un palo del flamenco gestado en la zona minera de Almería, lo que le confiere una hondura muy característica. Al hilo del color de piel de Ziryab me ha dado por acordarme del blues: al fin y al cabo, la mugre es la mugre, tanto da si es de una mina de plomo o una plantación de algodón. Nada es tan real como el dolor; y eso explica, me parece a mí, porque estas músicas pesan lo que pesan.

Tío Sabas (Tarantas) / Paco de Lucía
Tío Sabas (Tarantas) / Paco de Lucía

Más canciones redondas de Paco de Lucía:

Mi conocimiento de la ingente obra de nuestro algecireño más universal es superficial en el mejor de los casos, así que no me entretendré mucho. Se ha dado mucha relevancia a sus esfuerzos por explicitar en su música esa tradición magrebí a la que antes me referí, añadiendo de camino, en una especie de más difícil todavía, unas ciertas dosis de jazz al cóctel. Lo mejor es que escuchéis la propia “Zyryab” para saber a qué me estoy refiriendo, pero yo prefiero saborearlo a cuerpo limpio, a solas con su guitarra, en piezas como Barrio la Viña u Homenaje al Niño Ricardo. El Niño Ricardo y Sabicas (el “tío Sabas” de nuestra canción de hoy), dicho sea de paso, fueron dos instrumentistas de endiablada técnica y enorme impacto en la progresión artística de Paco de Lucía; es sobre todo a ellos a los que debemos que la guitarra flamenca pasara de ser mera acompañante de los cantaores a protagonista en las salas de conciertos.

El ajedrez: estudio de V. Anufriev y B. Gusev, Shakhmaty v SSSR 1986

Siguiendo donde lo dejamos la semana pasada, hoy os mostraré el otro estudio de matrícula de honor (o más exactamente, de “doce”) según los álbumes FIDE. Este corresponde a al trienio 1986-1988 y le reportó un primer premio de la revista Shakhmaty v SSSR a Viacheslav Vasilievich Anufriev y Boris Dmitrievich Gusev. De ellos conozco sus fechas de nacimiento (1949 y 1944), su nacionalidad (rusos, respectivamente de Tula y Moscú) y poco más, aunque he conseguido encontrar una foto medio viable del segundo, publicista de profesión. Curiosamente, ninguno es ni siquiera maestro FIDE de composición.

De primeras, he de confesar, el estudio me pareció tan poco conspicuo como sus autores. No está mal y todo eso, pero en comparación con las barbaridades que hemos visto ya aquí… Mi opinión cambió radicalmente cuando me puse a verlo despacio y a deleitarme con las variantes que se van descolgando de la línea principal. El estudio es como uno de esos buses panorámicos con los que te despachas París o Londres en una tarde, porque condensa un montón de ideas que hemos disfrutado a lo largo de estos meses en el blog. ¿Una miniatura que arranca de una posición creíble? La duda ofende. ¿Tablas posicionales? Marchando. ¿No me dirás que también hay una escalera? Y bien larga. ¿Sería mucho pedir un esquema de ahogado? Que no falte de . ¿Alguna subpromoción? Naturalmente, y a la segunda invita la casa. ¿Una fortaleza? De postre.

Todos arriba, viajeros, que el autobús está a punto de salir.

Estudio de V. Anufriev y B. Gusev, Shakhmaty v SSSR 1986

Más estudios memorables de Viacheslav Anufriev y Boris Gusev:

Dicho lo anterior cabría pensar que Anufriev y Gusev son el equivalente al dúo The Korgis del ajedrez pero no es exactamente así, porque por separado han dejado al menos un par de estudios francamente recomendables:

  • El de Anufriev, publicado en Georgia-60, 1982, tiene el especial encanto de que el rey blanco se pasa media vida paseando por las casillas de su color; más parecería que estamos jugando a las damas que a otra cosa.
  • Y no digamos ya el de Gusev, creado en colaboración con Karen Sumbatyan: otra coqueta miniatura que, no contenta con compartir el primer premio del Torneo de Moscú de Composición Ajedrecística de 1998, también fue elegida como mejor estudio del año por la la Comisión Permanente de la FIDE para las Composiciones de Ajedrez (PCCC).

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